En la foto: Paulino Montesdeoca en la actualidad, en el recuadro la portada de la revista de julio de 1976.
Un abogado de derechas que sería diputado de AP hizo justicia al estadista republicano pocos meses después de la muerte del dictador
En el ejemplar de julio de 1976 la revista Aguayro de la Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria incluyó tres titulares en su portada: “El Dr. Negrín, un canario en la gran historia”, “Alfredo Kraus: veinte años de carrera internacional” y “El metabolismo de Las Palmas”.
El texto sobre Negrín fue posiblemente uno de los primeros artículos objetivos que se publicaron en España después de la guerra sobre el último presidente del gobierno de la República en España.
Juan Negrín López (Las Palmas de Gran Canaria 1892- París, 1956) fue víctima durante decenios de una feroz campaña de desprestigio por parte de la dictadura, que no se cerró con la muerte de Franco. De ahí lo inusitado de este texto que se publica en julio del 76, tan solo unos meses después de la muerte del dictador, ocurrida en noviembre de 1975.
Lo escribió un joven abogado de derechas que más tarde sería diputado por Las Palmas de Alianza Popular.
Paulino Montesdeoca Sánchez (Las Palmas de Gran Canaria, 1933), dirigía entonces el Centro de Investigación Económica y Social (CIES) de la Caja, y compartía cafés de media mañana y tertulia con Alfredo Herrera Piqué, director de Aguayro, y otras personas.
“Eran todas de izquierdas, menos yo, que era de derechas”, explica Montesdeoca en una entrevista realizada en junio de 2016, 40 años después de aquel artículo en Aguayro.
En una de aquellas charlas de media mañana de los tiempos del CIES surgió la idea de escribir el artículo.
Montesdeoca explica por qué: “Negrín nunca fue ajeno a mi casa. Un tío mío, Antonio Pedro Montesdeoca Henríquez, había sido alumno suyo, y siempre me hablaron de él”.
Montesdeoca recibe a través de su padre –que había sido alumno de Franchy Roca en el Colegio San Agustín- información sobre personajes isleños ilustres. Así, recuerda un encuentro casual con el paleógrafo Agustín Millares Carló, en el cine Hollywood (después Avenida, en la calle Primero de Mayo), y el comentario sobre su exilio en México-
El abogado habla de este poso que le va dejando las conversaciones familiares al explicar por qué no es extraño que se interesara por la figura de Juan Negrín, a pesar de su posterior afiliación a Alianza Popular, y de su claro posicionamiento en la derecha política.
No toda la información le llega por su familia.
En la Heredad de aguas de Las Palmas, Dragonal, Bucio y Briviesca, donde ejerce como secretario, conoce a Manuel Hernández Guerra, presidente de la entidad y hermano de José Domingo, uno de los más brillantes alumnos de Negrín, originario de Tejeda y autor de un manual de fisiología legendario, que falleció de manera prematura.
“Tras las juntas de la Heredad nos quedábamos a charlar don Manuel y yo sobre Negrín; las principales fuentes para mi artículo fueron orales”, recuerda.
“El Dr. Negrín, un canario en la historia” se publica en el número 77 de Aguayro, correspondiente a julio de 1976. Ocupa las páginas 10 a 14 e incluye fotografías de Negrín con Azaña en 1938, con Miaja o del estadista canario en la Sociedad de Naciones en 1937.
(…) saquemos del olvido y del silencio a Juan Negrín López, estudiemos sus perfiles biográficos y científicos, honremos su memoria de canario ilustre, colocando una placa en la casa donde nació, nominando una de las principales calles de esta ciudad (…) escribió Montesdeoca en 1976.
En este artículo ya habla de que el oro fue enviado a Moscú por decisión del Gobierno de la República “con el fin de garantizar dichas reservas monetarias y facilitar la ayuda soviética”, y del convencimiento de que “Negrín ya preveía el inicio de la Segunda Guerra Mundial (…) y pensaba en la ayuda aliada (…)”.
Hoy, 40 años después, subraya su convicción de que “a las personas que valen hay que respetarlas al margen de su ideología política”. De Negrín afirma: “Siempre dije que era un personaje principal de la historia canaria, yo lo comparo con Galdós”.
Tres años después, en 1979, la misma revista sufriría un revolcón por un artículo sobre el mismo personaje. Pero el de Montesdeoca no tuvo consecuencias.
El artículo publicado en Aguayro puede leerse en este enlace aqui