Se publica en internet “Caminando fronteras. memorias del exilio republicano español”, con testimonios de Carmen Negrín, Enrique Lister hijo, Ángela Giral, Pura de Madariaga y Elena Aub.
Ángeles Arencibia, jefa de prensa de la Fundación Juan Negrín:
Dice Carmen Negrín que para su familia “el exilio es la normalidad”. La nieta de Juan Negrín López (Las Palmas de Gran Canaria 1892 – París, 1956) y presidenta de honor de la Fundación Juan Negrín de Las Palmas hace esta afirmación en el capítulo que aporta al libro “Caminando fronteras. Memorias del exilio republicano español”, coordinado por Pilar Nova Melle y Elena Sánchez de Madariaga y editado por el Ministerio de Justicia y la Asociación Descendientes del Exilio Español (Madrid, 2019), que puede descargarse de forma gratuita en www.mjusticia.gob.es
Carmen Negrín traza una fenomenal panorámica de su familia, con raíces en Polonia, Rusia, Estados Unidos, México, París y Gran Canaria. Habla de “La Internacional” que la abuela rusa entona de forma espontánea cuando llega la noticia del golpe de estado del 18 de julio; de Rosita Díaz Gimeno, la actriz que se casaría con su tío Juan, de la enfermedad de su madre; de la etapa mexicana: de Feli, su segunda madre; de los tíos abuelos canarios y de su propia infancia en París con el abuelo Juan.
El texto de Carmen Negrín se encuadra dentro de lo que una de las coordinadoras del libro, la historiadora Elena Sánchez de Madariaga, denomina “la escritura del yo” y que en este caso se refiere a testimonios de hijos/as y nietas/os del éxodo republicano.
Así escriben también descendientes de Max Aub (París, 1903 – Ciudad de México, 1972), del que dice su hija Elena: “para mí fue un padre protector, conciliador y muy cariñoso”, y afirma su nieto Federico: desayunaba toronjas o papaya con limón.
De José Giral (Santiago de Cuba, 1879-Ciudad de México, 1962) sabemos por su nieta Ángela, y de las vicisitudes de los Madariaga por Pura, sobrina de don Salvador (La Coruña, 1886-Locarno, 1978) y madre de Elena, co-coordinadora de este libro. Sobre Enrique Lister, escribe su hijo Enrique, que relata el momento más amargo del militar republicano y su regreso a España muerto ya el dictador.
Los escritos de hijos/as y nietos/as hablan de la infancia truncada, de bombardeos, salvoconductos y mudanzas. Recuerdos como éste de Pura de Madariaga: “Oía decir: ‘Han matado a Calvo Sotelo’. No sabía quién era Calvo Sotelo. Era muy niña. Solo tenía cinco años. Pero el aire se impregnó de muerte cuando vi con mis propios ojos la sangre del lechero, de 16 años, en un descampado cercano”.
“Caminando fronteras. Memorias del exilio republicano español” contiene además textos elaborados por profesionales de la historia y otros elaborados por representantes de instituciones memorialistas.
Respecto a los primeros, la profesora Carmen de la Guardia habla sobre Victoria Kent y de su tránsito de “ciudadana republicana española, residente en Francia” a “exiliada republicana”, y Lourdes Núñez Molina se detiene en María Teresa de León. Escriben también Susana Sueiro (sobre Federica Montseny); Henry Vicente (sobre Luis Lacasa) y Sandra Lorenzano, que abre su capítulo sobre María Zambrano con el encuentro entre la filósofa y el poeta Antonio Machado camino ambos del exilio.
Dice la escritora Rosa Regas, autora del prólogo, que el honor que siente por este encargo “lo comprenderán muy bien los que, (como ella), con exilio en su historia o sin él, se siguen sintiendo descendientes de estos exiliados, igual que cualquier referencia a la legalidad republicana que nunca han conocido les provoca una emoción hasta las lágrimas”.
(Este escrito se publico originalmente en el periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria.)