Dos maletas que pertenecieron a Juan Negrín López y que llevan aún en uno de sus extremos pegatinas de viajes reciben al visitante en el vestíbulo de la nueva sede de la Fundación Juan Negrín.
Las maletas simbolizan el regreso del científico y estadista grancanario a su ciudad natal e inician la exposición Juan Negrín López. Un espacio para un legado, con la que se abre esta nueva etapa, marcada por el traslado del archivo a Gran Canaria.
Las maletas y una gran caja de madera que pudo contener parte de su archivo, objetos personales como la máquina de escribir de la marca Continental con la que escribía en unas imágenes que se conservan de él en México; un sombrero, parte de un neceser de viaje, sus gafas, fotografías inéditas y otras pertenencias conforman el primer cuadro de la exposición.
También planos que atestiguan el pasado militar del edificio. Los más antiguos datan de 1.800 y citan la casa como “el cuartel de la calle de la calle de los Reyes” . El proyecto para convertir el edificio en Caja de Reclutas lleva fecha de 1931.
La exposición Un espacio para un legado inicia el recorrido por la biografía de Negrín con su etapa de estudiante “brillante”. Entre otros documentos se muestran exámenes de Bachillerato y la nota final. Lleva fecha de 28 de junio de 1906 y es “un sobresaliente”.
La muestra dedica un panel a la llamada Edad de Plata de la cultura española, donde figuran nombres como Lorca, Azaña, Ortega y Gasset y el propio Negrín, del que se destaca su papel como eslabón entre Ramón y Cajal y Severo Ochoa, los dos premios Nobel de la escuela de fisiología española.
Vitrinas de cristal protegen una selección de documentos procedentes del Archivo Negrín que se incluyen en la muestra. En la primera se trata un aspecto relaconado con las reservas de oro y el intento de la República de obtener suministros en Francia. El oro quedó bloqueado por el gobierno francés y obligó a recurrir a la URSS.
Otros documentos son un oficio en el que se informa a Negrín de que el avión de su hijo Rómulo (piloto de guerra) había sido derribado, el manuscrito y la copia a máquina de una carta en la que da ánimos al general Rojo: “(…) para significarle mi adhesión completa y testimoniar mi más absoluta confianza”, fechada en Barcelona el 23 de noviembre de 1938.
También una orden manuscrita y su copia que emite Negrín casi al final de la guerra, el 8 de enero del 39, muy significativa sobre cuál era el talante del jefe de gobierno:. En ella ordena que “(… )la acción de la justicia competerá exclusivamente a los tribunales”.
La tercera vitrina muestra documentos relativos al exilio y a los refugiados. Hay listas de mutilados y, entre otros, un telegrama que dirige a Julián Álvarez del Vayo en el que pide ayuda a la desesperada: “.. situación refugiados españoles Francia agrávase por momentos …”. Es de 1940.