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Presentación de Pedro Fuertes sobre el libro «El padre Heriberto …»

Reproducción íntegra del texto leído por el sacerdote claretiano Pedro Fuertes en la presentación del libro «El padre Heriberto Negrín y su familia», de Julio Sánchez Rodríguez, el 3 de febero de 2016, en la sede de la Fundación. La foto, en la que aparece junto a Carmen Negrín, corresponde al acto.

 

“Walt Whitman, tú dijiste:

Esto no es un libro, es un hombre,

esto no es un hombre, es el mundo

de Dios a que pongo nombre”

(Unamuno)

 

Gracias, Carmen, por representar tan dignamente a la familia “Negrín”, a tu familia. Gran Canaria reconoce tu entrega y tu generosidad. Gracias, Pepe, por tratar estos temas con fervor. La familia Negrín te lo agradece y Canarias también. Gracias, Julio, simplemente por tu libro, por tu investigación, por el amor y el saber que has puesto. Gracias. Y a todos, os saludo con unas palabras de Jesús de Nazaret que dicen: A vosotros os llamo amigos

(Juan 15, 14).

 

 

JULIO SÁNCHEZ, SACERDOTE, INVESTIGADOR Y CANARIO

No sé por qué Julio ha querido que yo le presente este libro. No sé por qué si hay tanta gente –con cariño- entendida en la materia. Tantos amigos comunes. Por esto, gracias, Julio.

 

A Julio lo conocí hace muchos años. Tuvimos -tenemos- tantos ideales comunes. Tantos. El ideal del inconformismo, que no es poco. El ideal de las letras, que nos ha unido. El ideal de encontrarnos con la familia Negrín, que es mucho, el ideal de lo canario, que es tanto. El ideal cristiano que le da sentido a todas estas cosas, sensibilidades, ilusiones, inquietudes… Ahora me doy cuenta –os dais cuenta- de por qué estoy yo aquí en estos momentos.

 

Os decía antes que también nos unen unos mismos inconformismos. Hay muchas rutinas que no nos convencen. Hay muchas estructuras que no nos alucinan. Por el contrario, hay muchas sorpresas que nos llaman la atención. Julio Sánchez, con su saber estar, se ha movido por estos derroteros. Por aquí ha abierto muchos caminos. Sus obras de investigación arrancan de esta actitud de rastreo, tan marcada, tan inquieta, tan tenaz, tan inteligente. El hombre es un ser que busca. El hombre es un ser que, a veces, encuentra. Y Julio ha descubierto tantas vidas. Ha sido, para tanta gente, un ejemplo que no podemos olvidar. Teniéndolo casi todo, pasa a descubrir el Todo en sus artículos, en sus libros. Y esto es muy llamativo. Y por esto, una permanente gratitud.

 

En la investigación, Julio es un autor imprescindible. Son más de 23 libros –algunos de gran calado y extensión por lo que nos descubre, investigando la vida y obra humana, científica y religiosa de los que han tenido alguna relación con Canarias. Nuestra tierra se lo tiene que reconocer. Se lo ha reconocido. Con paciencia, vocación, indaga; con ilusión otea historia e intrahistoria; con pasión escribe y se comunica con los lectores. Sus obras principales son:

-Los Obispos de Canarias. En colaboración.

-Arbejales. En colaboración.

-Iglesia Nuestra Señora del Pino y ermitas de Teror.

-Historia de San Juan Bautista de Arucas.

-José Viera y Clavijo, sacerdote y arcediano.

-Estudios sobre Viera.

-Bartolomé Carrasco de Figueroa y su “Templo Militante”; obra escrita en octavas reales.

-Obispos de América:

                         Vicente Peraza. Obispo de Panamá.

                         Francisco Pablo Matos Coronados. Obispo de Yucatán.

                         Juan López de Augusto. Obispo de Puerto Rico y Caracas.

                        Pedro Moya de Contreras. Arzobispo de Méjico y Virrey de Nueva España.

 

Esta es parte de su obra. Y después, una tercera cosa, que diría Machado el lector. Como consecuencia, los homenajes que ha recibido en América, en la Península, en Canarias. Homenajes bien merecidos.

 

Es necesario que alguien saque a la luz estos valores y esto es mérito de Julio Sánchez. Y los tienen que descubrir la Universidad, la Iglesia, la Cultura canaria. Julio Sánchez tiene un puesto muy alto en la investigación en Canarias. Ahora, el libro que nos ocupa, posee un interés especial: el Padre  Heriberto Negrín y su familia nos enseña a verlos sin prejuicios, desde otras dimensiones. Dimensiones que nos apasionan e iluminan senderos no manipulados. Lo que hace grande a una familia son las historias que están dentro. Sin duda. Más allá de Dios, las circunstancias, que diría Borges. Julio ha conseguido que amemos a la familia Negrín y la comprendamos. Y no se ama sin poner pie en estas personas que pasaron por momentos nada fáciles.

 

LA FAMILIA NEGRÍN Y LOS CLARETIANOS

Los claretianos estamos en Canarias desde 1881. La primera Comunidad se estableció en el Seminario, en el lugar llamado “El Ponto”. Allí se dedicaron a predicar y a animar a los canarios. Antes había estado Claret –el Fundador- en 1848-49. Vivió aquí unos momentos apasionantes. En Canarias había un abandono en casi todos los aspectos:

 

-En lo geográfico: lejos de la Metrópoli.

-En lo social: mucha pobreza.

-En lo cultural: mucho analfabetismo.

-En lo religioso: el Jansenismo, también desamparo.

 

Ante esta situación, el pueblo canario esperaba que alguien le quisiera. ¡Era tan importante oír: “te quiero”, “os quiero”!… Después predicar. Por eso, en Agüimes le pusieron el apelativo cariñoso de El Padrito en 1848. Dos afinidades juntas… Claret atraía y los canarios se dejaron querer. Los claretianos tenían que seguir la huella de Claret en Canarias. En lo geográfico, intentaron acercar Canarias a la Península a través de los Medios de Comunicación Social, a través de las reuniones con personalidades de la Península. Acercar, promocionar…

 

En lo social, intentaron redistribuir la riqueza, en el Puerto trabajaron contra viento y marea para crear puestos de trabajo. Y, en cierta medida, fueron calumniados.

 

Culturalmente, fomentaron la “instrucción” en los canarios, en la capital y en las zonas más oprimidas… Llevaban tres años predicando y un día el Padre Superior manda a un hermano que enseñara a leer a un niño. Fue la primera semilla del Colegio -hoy– Claret. El obispo Pozuelo dijo que los misioneros hacían más bien enseñando, instruyendo, que predicando.

 

Religiosamente, se le habló de la cercanía de Dios, de Dios como Padre y Misericordia.

 

El Colegio Claret nació en el Palacio Episcopal el 25 de junio de 1884. Después, León y Castillo 42 -1887. Más tarde, en Rabadán 1888. Sigue, Tomás de Iriarte 1925. Luego, Canalejas 1954. Finalmente, Tamaraceite 1974. El santuario Corazón de María se inaugura en 1892. Corazón de María-Colegio y Corazón de María-Santuario. De aquí arranca la sintonía de la familia Negrín con los Claretianos. No sabría decir cómo fue el primer flechazo. Digamos que las dos familias –Negrín – Claretianos- tuvieron la culpa de este encuentro. La familia Negrín era emprendedora y largamente cristiana. Y este afecto mutuo continuó siempre. Continúa hoy en día, no lo dudéis. Os recuerdo una anécdota sin importancia, pero significativa. El obispo Pildáin, en 1967 manda a su secretario, don Rafael Vera, a hablar conmigo para preguntarme si Juan Negrín había tenido un hermano claretiano. Efectivamente –le dije- tuvo un hermano claretiano que se llamó Heriberto Negrín. La pregunta, como podéis ver, es muy significativa, por cómo se consideraba el apellido Negrín por aquel entonces. Murió en Pau el 24 de abril de 1966. La carta que Lolita –hermana- escribe al Provincial de Bética, es reveladora de los sentimientos tan ricos y tan profundos que se alojaban en el corazón del uno y de la otra. Al hablar de Heriberto, por contagio, tenemos que hablar de la familia.

 

La amistad se ha ido haciendo cada vez más familiar, casi hogareña. Los lugares de encuentro eran el Colegio, el Santuario y las Comunidades donde vivía Heriberto.

 

Por mayo –dicen las crónicas- no faltaba nunca la corona de flores a la Virgen, de la familia “Negrín”. El piso de Madrid, donde sorprendió a su madre la Guerra Civil, sirvió de asilo a varios claretianos en aquellas horas turbulentas e inseguras. Con desigual suerte. Desde Jerez de los Caballeros –Badajoz- escribe Heriberto: …A Sinforosa que el día de San José se estrenó el mantel, que a todos gustó mucho y me han encargado que le dé las gracias en nombre del Colegio.

 

Los datos son simples, pero largamente significativos, van más allá y más acá de lo protocolario. Son datos llenos de ternura, intenso, efusivos, cordiales…

 

El padre Postius y la Comunidad de Madrid Buen Suceso recibieron el día 19 de Julio una amigable llamada telefónica en las que se le aconsejaba abandonar el edificio y buscar refugio más seguro. El comunicante era el socialista doctor Don Juan Negrín, hermano del Padre Heriberto Negrín y futuro presidente del Gobierno Republicano… Desde la nunciatura escribió a los ministros Juan Negrín a quien trata “amigo” y a Julio Álvarez del Vayo…  (Severiano Blanco Pacheco. Breve biografía del Padre Postius -2015.)

 

El Padre General de los Claretianos envía a Madrid al subdirector general, Padre Postius, para interesarse por la seguridad de nuestros estudiantes. Con el Padre Heriberto van a visitar a Juan para tratar el tema, ante una situación tan convulsa. Dicen que también estuvo Azaña. La respuesta fue clara: “No corren peligro”. Cuando pasó lo que pasó, Juan quedó consternado y dijo que las circunstancias nos habían desbordado. Desde luego, no estuvo de acuerdo con tantas muertes.

 

El libro que presentamos es revelador. En él podemos vislumbrar los sentimientos humanos y cristianos de la familia Negrín López. No hay duda. Después del prólogo de don José Medina, todo él respira simpatía a la familia y a Julio, viene la historia –la intrahistoria- de la familia. Cito dos frases que son reveladoras. La primera de Juan Negrín a sus hermanos Heriberto y a Dolores: Ojalá fuera yo devoto creyente, como vosotros, para atenuar las torturas que paso. (1950). Julio es especialista en buscar historias; el libro es un modelo en este aspecto. El lector, después, lo analizará.

 

La otra frase es de Heriberto a Rómulo, hijo de Negrín, en 1956: Tu padre batalló y se arriesgó. Y sufrió por hacer el bien. Estas dos frases son sintomáticas, al mismo tiempo que revelan lo que  sentía y vivía esta familia. No vale la pena continuar. Simplemente sentirlas.

 

Juan nació el 3 de febrero de 1892. Bautizado en la iglesia de San Telmo. Estudia en el colegio “La Soledad” de Las Palmas, en la calle Domingo Navarro. Exámenes de reválida en La Laguna, con notas muy brillantes. Con 15 años se traslada a la ciudad alemana de Leipzig para continuar los estudios superiores, especializándose en Química y Medicina. Lo que sigue, creo que vosotros estáis holgadamente informados.

 

Dolores nació el 2 de septiembre de 1893. Bautizada en la misma Parroquia. Estudió en el colegio de las religiosas de “Sagrado Corazón”, edificio que hoy ocupan Los Salesianos en Ciudad Jardín. Galardonada por sus buenas calificaciones. Muy religiosa. Optó por atender a sus padres, tíos y hermanos. Entregada a obras sociales y religiosas. Es interesante el árbol genealógico de la familia. Por la vía paterna, Telde; por la vía materna, San Mateo. También las partidas eclesiásticas. La familia pertenecía a la cofradía “Santísimo Sacramento” de San Telmo: Dolores, Lolita, hermanas Sinforosa y Lolita. Es el ambiente familiar.

 

HERIBERTO, VIDA Y MISIÓN DE UN CLARETIANO

Heriberto nació el 29 de junio de 1895. Bautizado en la misma parroquia, Estudió en el Colegio “Corazón de María”. Fue un alumno aventajado. En 1907 –con 12 años- fue premiado como alumno destacado. El Diario “La Ciudad” trae una breve crónica en la que dice: “en el magnífico patio del Colegio “Inmaculado Corazón de María” tuvo lugar la velada organizada por los alumnos… La asistencia fue numerosísima; los niños desarrollaron admirablemente el programa… La presidencia estuvo ocupada por el Exmo. Señor Obispo, Padre José Cueto… Los alumnos premiados con sobresaliente fueron: Francisco González, Heriberto Negrín, Manuel Artiles”… y diecinueve más… Es la vida colegial y familiar con sus valores… Y sigue la vida de Heriberto, ingresa en la Congregación de los Claretianos en Jerez de los Caballeros, Badajoz. Un año de Noviciado con unos informes muy positivos. Después –también en Jerez- estudia tres años de Filosofía. Aquí se divierte mucho en los museos del Colegio, sobre todo en el museo de Ciencias Naturales.

 

Luego pasa a Zafra –Badajoz- donde estudia 4 años de Teología, con mucho aprovechamiento. Se ordena de subdiácono en la Catedral de Badajoz el 9 de mayo de 1920 a los 24 años. De diácono, el 18 de diciembre de 1920 en la Catedral de Sevilla. Por fin, se ordena de presbítero el 26 de junio de 1921, en el Santuario “Santo Cristo” de Zafra. Cae enfermo, un año en su casa de Las Palmas en 1925. Después de un año con su familia, regresa a la Casa-Colegio de Las Palmas y se dedica a la enseñanza y a la predicación. Dicen sus superiores que es de las más fundadas esperanzas por su virtud, talento y dotes para la oratoria. Por la prensa de Las Palmas sabemos que predicó sermones de compromiso y con mucha aceptación. Por ejemplo, sobre San Pedro, Mártir: el panegírico está a cargo del orador sagrado reverendo padre Heriberto Negrín, de la Congregación de Misioneros del Inmaculado Corazón de María. En las fiestas del Pino no faltó el sermón a cargo del reverendo padre Heriberto Negrín del Corazón de María. Se estaban cumpliendo lo que dijeron de él sus formadores: El Padre Negrín sigue siendo fervoroso… talento, las dotes para la oratoria y por el cuidado, esmero y conocimiento con que procede todas las cosas.

 

A la pregunta: “¿A qué artes, oficios, ministerios u ocupaciones siente usted más inclinación?”

 

Responde: “Siento particular inclinación a los oficios propios del ministerio y más a la predicación”.

 

Lo destinan a la educación de jóvenes. Fue un valorado formador. Algunos, por ejemplo, el padre Agapito Robles lo recordaba con gratitud y atención. Junto con el padre Serna hizo de unión Canarias-Península-Congregación-familia Negrín. A la familia del padre Ruiz Cano –mártir en el 36- estuvo siempre muy unido. Cuando un hermano del padre Ruiz fue a estudiar a Madrid, Heriberto escribe una carta a su hermano y lo recomienda especialmente. En Canarias adquirió prestigio como orador y estaba en la línea de los buenos oradores de la isla.

 

El 31 de octubre de 1930 salen para Madrid, don Juan Negrín, esposa, hermana. También les acompaña su hijo Heriberto, Misionero Hijo del Corazón de María. En Madrid visitan a Juan, Catedrático de la Universidad Central. Hicieron una peregrinación mariana juntos a un país extranjero. Parece que el país fue Italia. Seguro que tuvieron la oportunidad de ver la papa Pío XI y recibieron su bendición. Heriberto era un entusiasta admirador del Renacimiento italiano. Esto es un indicador del ambiente familiar humano y cristiano de la familia Negrín. Y surge el Levantamiento.

 

Heriberto, con permiso de la Congregación, sale para Francia con su madre Dolores, su hermana Lolita y su tía Fora. Su hermano Juan facilitó la salida: Marsella, París, Tolouse, Londres… El apellido “Negrín” pesaba mucho por aquel entonces. Su vida, en alguna ocasión, pasó por verdaderos apuros y gracias a Juan y a sus amigos no corrió la suerte de sus hermanos de Congregación.

 

Heriberto permanecía atento a la vida y misión de los Claretianos desde Pau –Francia-. Al padre Alfageme  le escribe: Me permito suplicarle me mande algún boletín religioso de nuestra Provincia…Mucho me encomiendo al padre José María Ruiz Cano, a quien tuve la dicha de conocer desde su niñez. La correspondencia no cesa…La familia Negrín continuaba unida a la familia Claretiana. Los claretianos fundan en Las Palmas el Colegio de los Negritos –de Guinea-. Su hermana Lolita se ofrece a colaborar desinteresadamente.

 

 

 

LAS CARTAS DESBORDANTES DE HUMANIDAD Y DE FAMILIA

Sus cartas son trozos de su vida que no podemos obviar. Es otra, importante, del libro.  Trozos del alma de la familia, enternecedores, emotivos, dolorosos, esperanzados… Siempre con sabor a lo íntimo. Por ellas conocemos la intrahistoria de esta querida familia en la que pivotaba el dolor del destierro, pero también la fuerza del que vive estas situaciones con fe y con dignidad.

 

Todas las cartas rezuman cariño y cercanía, hablan de las cosas de la vida en Francia, de sus problemas humanos, familiares, económicos, de la madre, de su hermana, de su tía… de sus enfermedades, de sus difuntos. Todas revelan una gran confianza: “Juanito”, “Querido Juanito”. “Abrazos”, “Besos”. Están más allá de la política. Hay altura de miras en todas ellas.

 

También tiene cartas a Ansó y a Errasti. En ninguna hay displicencia…Todas indican un profundo humanismo, humanismo que Juan profesa en grado eminente. El cariño se extiende a su esposa, a sus hijos, a Feli. Emocionan cuando la economía no está a la orden del día. Son un tanto lacerantes.

 

Su padre es detenido en Las Palmas y es trasladado al hospital San Martín. Estuvo incómodo y llegó a ser maltratado. El padre Dámaso Serna –claretiano- lo atiende, lo anima, lo conforta humana y espiritualmente. Pasó por momentos muy difíciles. Muere el 14 de agosto de 1941. El padre Serna es el vehículo a través del cual la familia Negrín, en Francia, se comunica con la familia Negrín en Canarias. El 15 de agosto de 1941 escribe al padre Antonio Jimeno, en Narbona, para comunicarle la muerte de Juan Negrín, padre. Como se puede leer, la sintonía es grande, intensa y profunda. Sintonía que continúa más tarde con el padre Martín Garbizu.

 

Pasan por momentos nada fáciles. Dos años sin tener noticias el uno del otro. Es significativa la carta del 1 de diciembre de 1944. Las cartas a “Juanito” nos estremecen. Cartas que hablan de salud, de preguntar cómo está, de petición de auxilio. El 25 de diciembre de 1944, pide ayuda sin señalar el lugar. Ayuda que llega en 1945. Desde Lourdes, 31 de enero de 1945, le comunica que Errasti será el intermediario. El 8 de junio de 1945, muere la madre, Dolores López. Las cartas ahora son emotivas, cariñosas y cristianas. Después siguen las cartas en las que se habla de los problemas de cada día, de la subsistencia suya y de su hermana, de sus enfermedades… Muchos problemas que Heriberto cuenta a su hermano con plena confianza, desde Pau, desde Lourdes. Tiene expresiones rellenas de amor como estas: Tu hermano que mucho te quiereTe abraza fuertemente tu hermano. Heriberto hizo suyo el refrán tan conocido: cuando la noche es oscuro, es mejor encender una lámpara que maldecir la noche. Para Heriberto la lámpara era la fe y el amor.

 

Seguía en Francia, pero también seguía pensando en la Congregación en la que profesó. El 1 de octubre de 1964 escribe al claretiano padre Eladio Riol, en Sevilla. Después de los saludos: Le suplico se digne agenciarme la renovación del rescripto, por continuar las causas que lo motivaron. No podía dejar desamparada a Lolita, su hermana, tan necesitada de apoyo.

 

Don Mariano Ansó, ministro de Juan Negrín y amigo de la familia, afirma que Heriberto quería seguir el destino de su hermano Juan: Negándose en todo momento a reintegrarse a su orden claretiana, porque la sabía informada por juicios y opiniones sobre su hermano, que él no podía aceptar. Fue el ángel tutelar de su hermana Lolita, tocada mucho más que él de inquietud religiosa y la vida de ambos se desenvolvió siempre en un ambiente de santidad y modestia, rayana en la pobreza.

 

Las palabras de Ansó son muy reveladoras. Le pesaba mucho el apellido. Le dolía mucho la propaganda contra su hermano que repercutía también en la familia. Conocía el maltrato que sufrió su padre en Las Palmas.

 

En la Congregación estaba muy vivo el recuerdo de sus mártires en la Guerra. Se responsabilizaba a Azaña y a Negrín de aquella terrible matanza, especialmente de jóvenes estudiantes, totalmente ajenos a la política… Por todo ello Heriberto no tuvo fuerzas para regresar a España, a la Congregación, a pesar de que su hermano Juan le aconsejó que, como creyente y religioso, aceptase las humillaciones y vejaciones que pudiese sufrir.

 

Heriberto y Lolita habían cambiado de pensión en Pau. Ahora están en la calle de “San Francisco de Asís”, muy cerca de los padres Franciscanos, con los que intimaron y tuvieron una relación muy fraterna. Todos los días celebraba misa en la iglesia de San Francisco y en ella se hicieron los funerales a su muerte. Y fue sepultado en el panteón de los Franciscanos.

 

Al fallecer Heriberto, su hermana Lolita, escribió una carta al provincial de Bética comunicándole la noticia: Ya puede usted imaginarse, muy Reverendo Padre, la honda pena y el inmenso vacío que me deja aquel que con tanto cariño y abnegación me acompañaba, gracias al permiso que le habían concedido sus superiores. Mi querido hermano esperaba algún día se reuniría con los hermanos de su amada Congregación, como siempre la llamaba; pero los designios de Dios han sido otros y un ataque cardiaco ha puesto fin a su vida.

 

He dicho antes que el padre Serna era el intermediario y a través de él se comunicaban y se relacionaban. El padre Serna vivía en Canarias y el padre Antonio Jimeno vivía en Narbona y en París. El patrimonio de Las Palmas tenía un asesor muy entendido, don Matías Vega Guerra.

 

El 11 de septiembre de 1950 el padre Serna escribe a Heriberto y le dice que regrese a Las Palmas, él con su hermana Lolita y su tía Fora (no sabía que había muerto ya) para poner fin al destierro y vender los bienes que posee y cobrar lo que le correspondiera.

 

Y siguen las cartas y la relación se hace cada vez más emocionante, dolorosa e hiriente. Las dificultades aumentaban y eran cada vez mayores. Juan escribe una carta desgarradora a Heriberto y Lolita.  Les dice: Antes que os veáis en medio de la calle, es preciso tomar una decisión y llevarla inmediatamente a cabo por dura y desagradable que sea… Heriberto no puede menos que tener amigos o conocidos, con los que pueda aconsejarse. Tendrá un confesor o consejero espiritual o el obispo de la diócesis o, en último término, aunque haya de renegar de todo su amor propio y revestirse de la humildad de un santo, tiene los superiores de su orden, de los que debe solicitar consejo y tutela. Hay que pasar por todos lo sacrificios porque son necesarios para vivir… ¡Ojalá fuese yo devoto creyente, como vosotros, para atenuar las torturas por que paso y la tortura que me produce el teneros que hablar en estos términos! A mí no se me ocurre más solución que tratéis de aprovechar lo que en Canarias queda de nuestros padres y tíos. Parafraseando a Eugenio D´Ors: “Contra el fanatismo, la ironía; contra el trabuco, sonrisa; contra el populismo, la credibilidad, la dignidad y la fe”

 

En esta línea está la carta que Juan escribió a José María del Corral, profesor de Bioquímica en Cádiz y alumno suyo, el 20 de Julio de 1952: …Don Jesús (buen amigo de ambos) ha muerto como el católico ferviente que ha sido y que a él le hubiera emocionado saber que usted le recuerda en sus plegarias, cosa que no podemos hacer, a menos en la misma manera, los que no tenemos el privilegio de haber sido tocados por la fe. Querer creer y no poder. ¿No es esto tener, en cierta medida, fe?

 

Y siguen las cartas de la Familia a Rómulo, hijo. Pasan necesidad. El 28 de enero de 1957 escribe Heriberto a Rómulo: El sábado recibí en Biarritz un paquete con un par de zapatos que me regalaron los señores de Ansó. Por cierto me caen muy bien. Así era la necesidad. Lolita con frecuencia sufría depresiones y no podía vivir sin Heriberto.

 

LOS SERMONES

La última parte abarca los sermones que don José Medina califica con mucha precisión: Homilías cargadas de historias de la Iglesia, narradas con prosa rayando la poesía, henchidas de sentimientos y amor religioso, en pocas palabras, consustanciales con nuestra identidad histórica cultural. Se revela como un gran erudito. Fueron predicadas, probablemente, entre 1927 y 1935, años en que el padre Heriberto residió en la Comunidad Claretiana de Los Arenales-Rabadán. Desde su formación los educadores vieron en Heriberto cualidades especiales para la oratoria. Cualidades que están reflejadas en estos sermones. En ellos palpitan la emoción de un creyente, la erudición de un hombre culto y formado, el estilo elaborado de un escritor al que gustaba cuidar la forma. Era erudito y se gozaba en ello. Era creyente y se sentía tocado por el Espíritu de Dios. Era culto y no lo podía evitar. Algunos  sermones son estos:

 

Sermón de la Alegría. Sermón Apologético. Destaca la verdadera alegría del cristiano que se apoya en la vivencia espiritual: la Iglesia no es enemiga de la alegría. Dios, centro de toda felicidad.

 

Sermón de la Beneficencia. Socio-histórico. Elogio de la mujer a través de la historia. Desde dimensiones sociales y evangélicas. La mujer asociada a la obra redentora de Cristo: surgían mujeres consagradas a la caridad… la época de los mártires es la época de las grandes mujeres. Cita como ejemplo los escritos de  Concepción Arenal.

 

Sermón sobre San Pedro. Sermón Apologético. Historia y primacía de los papas. Con frases de Jesús y de San Pedro aparecidas en los Evangelios. También habla del humanismo, del protestantismo, de las guerras contemporáneas, y como algo curioso, de que  Europa tiene que estar firme para no caer a la amenaza de Mahoma. Por último señala que ningún corazón se muestra tan amante de la paz como el Papa.

 

Secreto-Gracia. Plática espiritual para orar ante el Sagrario. Somos pobres y somos mendigos. Señor, que vean. Ante los problemas, visita eucarística. Aquí nos habla del Jubileo del Amor, que podría ser un anticipo del Año de la Misericordia.

 

Eucaristía. Sermón Teológico-espiritual. Jesús en la Eucaristía. Es la Eucaristía, el amor que queda en la vida. Hablad con Jesús, hablad con Dios.

 

Panegírico de San Pedro, Mártir. Plática a los niños de primera Comunión.

 

Sermón de acción de gracias por la lluvia. Sermón a Nuestra Señora del Pino.

 

El padre Heriberto brilló como orador sagrado. En sus sermones había cultura, había emoción, había Evangelio, por eso lo reclamaban y él se entregaba a esta vocación con verdadera fuerza. Cita en ellos a muchos autores. En primer lugar el Evangelio… Después acude a filósofos, poetas, historiadores.

Heriberto fue un creyente en Jesús de Nazaret. Pasó por muchas dificultades, no dejó de ser creyente y vivió alejado físicamente de la Congregación, pero no dejó de ser claretiano, de vivir el carisma de Claret. Se mantuvo firme en su vocación. Y aunque sufrió mucho, no titubeó. Le ayudó el ambiente familiar, su madre, su hermana. Fueron su ayuda espiritual durante esos años. “No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho”, decía Santa Teresa. Este amor llegaba a todos los ambientes. Juan envidiaba a su familia por la fe. Heriberto envidiaba a Juan por la autenticidad. Juan, acaso, se consideraba agnóstico, como Borges, pero sentía una atracción constante por los temas teológicos y los textos sagrados. Heriberto nunca llegó a marginar a Juan. Las numerosas cartas las comienza siempre con esta expresión: “Querido Juanito”. Son tiernas, hay en ellas, no respeto, sino amor. El amor está por encima de la diferencia. En alguna ocasión ha llegado a decir que Juan tenía otra manera de creer. Alguien ha dicho que quien busca a Dios, ya lo tiene. Unamuno, por ejemplo, Juan Negrín. Y la tienen con más fuerza que otros que, con frecuencia, usan el nombre de Dios en vano.

 

MÁS QUE UN LIBRO. UN LIBRO NECESARIO.

“Nada en la vida se hace sin fervor”, decía Ernesto Sábato. Juan y Heriberto tenían muy vivo, en la punta del alma, el fervor, el perdón, el amor. “El verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio, a la violencia”, dice el papa Francisco. En ellos las ideologías no se agotaron nunca. Siempre estuvieron en sus vidas. Por eso no fueron populistas. Los dos tenían presente el lema de Martin Lutero King: “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”. A pesar de las diferencias, ellos tenían como base la unidad y una convicción espiritual muy grande. Qué hermoso es decir: “estamos preparados, muy preparados, teniendo como base la humildad”. “En la oscuridad de la vida es cuando mejor se puede ver la luz”, decía Teresa de Jesús. Oscuridad, sí; pero nunca les faltó las ganas de ser peregrinos de la luz. Aquí viene muy bien la expresión del papa Benedicto XVI: “La razón no se salvará sin la fe, pero la fe no se salvará sin el corazón”.

 

Este es un libro que nos habla de las cosas de una familia entrañable, teniendo a Juan, Heriberto y Lolita como protagonistas. Por eso es un libro que llega, que interesa, que nos descubre muchas intimidades, que nos habla de cariño y cercanía. El cariño y cercanía de la familia Negrín. No es tan fiero el león como lo pintan. Era una familia que “en vez de odio y venganza elegimos la reconciliación” decía Nelson Mandela. Este es un libro que necesitamos leer para educar nuestras opiniones sobre esta querida familia.

 

Julio nos presenta un libro con vida y con alma. Este libro acaso sea necesario para que esta familia recobre la estima y el buen nombre que había perdido por envidia o por ignorancia. Nos presenta también a la familia Negrín, gozosamente rescatada. Por justicia y dignidad era necesario recuperarla y no actuar por tópicos y etiquetas. No. Los protagonistas son: la familia Negrín con sus aconteceres; Heriberto, el personaje clave, su vida, sus motivaciones, sus dudas, sus desvelos, sus esperanzas, su fe, su arraigo. Para él la fe era Buena Noticia, fuerza y Vida. Nos habla de una aventura apasionante en las que Dios siempre está al acecho, digo, está presente en tantos valores, a pesar de algunas ausencias. Un libro en la que el cariño rema a sus anchas en una mar sin horizontes ni lontananzas. Hay en él acumulación de datos, de emociones, de sorpresas, de sacrificios. El lector tendrá que ver que esta familia es también nuestra, de nuestra tierra, donde se muele el “gofio del alma”, que diría Unamuno.

 

Todo en un estilo claro, abierto, lúcido, que todo el mundo puede entender, que no aburre a nadie, tanto al inteligente como a la gente sencilla. Es variado y al alcance del corazón. Un libro que se lee de golpe. Cautiva por su descripción ágil y abierta, por las ilustraciones, por los dibujos, por los sombreados… Se lee de un tirón y apasiona… Rompe muchas ignorancias e ideas preconcebidas y nos ofrece los horizontes nuevos de esta familia que se desconocían o no interesaba conocer…

 

El libro posee muchas virtudes. Por ejemplo, la virtud del que busca y encuentra; por ejemplo, la virtud del que encuentra en una familia –en la familia Negrín- cariño, cercanía, temple, dignidad, sacrificio, esfuerzo, 3fe… Por ejemplo, la paciencia. Por ejemplo dejar al lector que complete el libro, que lo termine, que juzgue lo que lee, como diría Unamuno.

 

Decía Bacon: Algunos libros son para probarlos, otros para tragarlos y unos pocos para masticarlos y digerirlos. Por ejemplo, este libro de Julio Sánchez: para digerirlo y masticarlo. Julio, gracias. A vosotros os llamo amigos, que dice Jesús de Nazaret.