II. «El doctor Negrín se dirige a Norteamérica», La Vanguardia (Barcelona), domingo, 1 de enero de 1939. Se reproduce igualmente en el folleto: 2 Discursos del Presidente Negrín. Luchamos por España y venceremos. Mensaje a la democracia norteamericana, s. l., Comisariado del Grupo de Ejércitos de la Región Central, 1939, págs. 19-30.
El verdadero sentido de nuestra lucha sobrehumana
3En los momentos en que pasa el año viejo y nace el nuevo, quiero dirigir algunas palabras a la opinión pública americana.
Los asuntos de España son actualmente asuntos mundiales, y lo que en nuestro país puede suceder es de importancia tan vital para el porvenir de las naciones que nadie, en parte alguna, debe permanecer indiferente al curso de los sucesos. Todo país, todo individuo, se verán afectados por el resultado final de la lucha en España. Aquí se decidirá si las relaciones entre distintos países han de ser llevadas a cabo por la fuerza bruta o por leyes internacionales y pactos mutuos; si el mundo ha de ser repartido y controlado por imperios totalitarios o gobernado por Gobiernos democráticos; si el «gansterismo» ha de ser aceptado y erigido en religión cuando lo practican los Estados o si la democracia y la libertad han de sobrevivir; si la adoración del Poder y la fuerza, no ya como instrumentos, sino como fin y propósito, ha de ser reconocida como característica de una nueva era de «Kultur» y, por consiguiente, el derecho y la moral, la ley y la religión han de ser considerados como principios caducos de una civilización agonizante.
Estos, pues —todo esto—, es el sentido, el verdadero sentido de nuestra lucha sobrehumana en España.
La locura y la perversidad de algunas grandes naciones
Durante los veinte años que han transcurrido desde que terminó la guerra mundial, la locura y la perversidad parecen haber inspirado la conducta de algunas grandes naciones. Han envenenado a los pueblos con el odio, el orgullo y la intolerancia. Han cultivado los instintos más bajos y las pasiones, destruyendo los sentimientos más sublimes que eran el fruto de siglos de progreso. Han erigido una doctrina de superracialidad, con objeto de justificar no la absorción, sino el exterminio de otras naciones. Han intentado imponer una nueva filosofía, que no busca la verdad y la sabiduría, que no se preocupa de la justicia y del bien, sino que predica la eliminación de los que piensan de otro modo, y encadena el pensamiento, viola los sentimientos y somete a los hombres a la peor esclavitud.
Aún es tiempo para llegar a la salvación. El nuevo Anticristo y la bestia Apocalíptica, que destruyen y amenazan aniquilar a la Humanidad, pueden ser todavía subyugados y encadenados.
España, primer baluarte contra el totalitarismo
Pero que no sea demasiado tarde, porque el peligro es universal. Un Continente puede quedar rodeado por las aguas; pero los océanos no son ya barreras que puedan contener esos malos espíritus, y el enemigo sabe perfectamente cómo enquistar en la carne el cáncer de la discordia que corroe la fortaleza de la República.
Aprended en el ejemplo de España. Aprovechaos de la historia viva llena de color que se abre ante vuestros ojos.
Mi país ha sido una de las primeras víctimas, pero nos sentimos orgullosos y nos congratulamos también de ser el primer baluarte contra el totalitarismo.
Modos de guerra sin previa declaración
Hoy las guerras no se declaran. Mucho antes de que un país haya sido escogido, meses o años antes, se siembran las disensiones, se provocan los antagonismos, se fomenta la animosidad, y cuando la situación se halla madura y se ha logrado el objetivo de la discordia, entonces un complot por unos cuantos conspiradores, una revuelta de simulados patriotas, o una bien preparada y mejor pagada protesta de una minoría, servirán para encubrir la rebelión y para excusar la ayuda, incubando una nueva clase de guerra, la guerra sin previa declaración. De esa forma, al obligarse, por el miedo y el terror, la complicidad de los espectadores, se evita todo riesgo.
Rebelión militar al servicio de la extorsión y la piratería
Tal ha sido el caso de España. Hace treinta meses estalló aquí una rebelión militar. En ella estaban complicados altos cargos militares y miembros del clero, personajes a quienes la República había permitido conservar sus puestos y dignidades, que la Monarquía les confiriera, y no por sus méritos, en la mayor parte de los casos, sino por gracia y favor.
¿Qué había detrás de la rebelión?
Era preciso, para los planes de expansión de Alemania e Italia, tener bajo su control no sólo ya la enorme riqueza potencial de España, sino también al Gobierno y a los organismos directores de la política de nuestro país, con objeto de formar la bases para su sistema de extorsión y piratería.
Así podían contar no tan sólo con las inagotables materias primas de nuestro suelo, sino también con su magnífica posición estratégica, que les concedería la llave occidental del Mediterráneo, el dominio de la ruta franco-africana, cuyo centro está en las Islas Baleares, y cuyo tráfico se haría imposible, confinándolo entre una Italia y una España fascista. Y lo que es más importante, podían obtener una posición dominante en Europa en el Atlántico central, por medio de la Península española y de las Islas Canarias.
El espionaje y la excitación a la demagogia
Durante muchos años perseveraron en la preparación del terreno para sus siembras maquiavélicas. Espías y agentes aparecieron por todas partes, bajo el manto de amigos desinteresados.
Así se soliviantaron todos los extremos y excitaron a la demagogia y al fanatismo a derechas e izquierdas, quedando divididos los ciudadanos y produciéndose la pesada e irritada atmósfera que podía provocar la tormenta.
Es fácil seguir las huellas de los distintos agentes que actuaban en uno y otro lado hasta llegar a los representantes oficiales. Todos los partidos consideraron como amigos a tales agitadores, sin darse cuenta de que eran los portadores del mal. La desgracia cayó sobre nosotros.
La ceguera de las naciones neutrales y amigas
El daño hecho por los rebeldes ha sido muy grande. El Estado y el Gobierno se encontraron, al principio, casi perdidos en medio de la rebelión y del motín. La invasión de los instigadores del levantamiento nos ha perjudicado; pero uno de los peores males que hemos sufrido ha sido la ceguera de las naciones neutrales y amigas. El enemigo supo utilizar esta incomprensión, desencadenando contra nosotros la falsedad y la calumnia.
Se nos presentó como peligrosos destructores de los principios tradicionales de la propiedad, la familia y la sociedad. Se dijo que nos hallábamos sometidos a la inspiración soviética. A este efecto, yo os ruego que recordéis que, en julio de 1936, el Gobierno de España era republicano, de tendencia moderada, y que nuestro país era entonces el único Estado de Europa sin representación diplomática en la Unión Soviética.
Se intentó dominarnos con la mentira. Las noticias de asesinatos, crímenes y persecuciones fueron propaladas por todo el mundo y fuimos acusados como autores de ellos.
La complicidad de altos dignatarios de la Iglesia
Por un lado, excitaron a las masas, conocedoras de la complicidad de los altos dignatarios de la Iglesia, a que se alzaran contra quienes evidentemente acumularon armas y municiones y permitieron que los agentes provocadores dispararan desde los templos. Por otro, intentaron que las personas honradas se volvieran contra nosotros, gracias a una infantil leyenda de crueldad. Hoy tenemos las pruebas, que serán publicadas, de que en los más horribles casos actuó la provocación criminosa.
La mentira, difundida por la propaganda, se extendió como el aceite en el agua. Y de esa forma el espíritu de humanidad y de liberalismo y los sentimientos religiosos de las gentes honradas pudieron utilizarse en contra nuestra. Pero la mentira no puede conquistar a la verdad, y nuestra resistencia nos ha proporcionado el tiempo preciso para que pueda saberse dónde está la honradez.
La tolerancia y el sentido humanitario del Gobierno, frente a la invasión y a la No Intervención
No negamos que, al principio de la rebelión, el Estado adoleciera de falta de control y el Poder público de falta de autoridad, pero pronto los recuperó. Cada Gobierno, desde entonces, ha tratado de imponer la tolerancia y un sentido de humanidad y respeto al pensamiento de todos. Actualmente, esto ha sido conseguido como jamás lo había sido en España.
Pero mientras tanto, la leyenda había hecho su obra y España se vio colocada, defensivamente, en situación precaria. Los invasores que apoyaban la rebelión pusieron a disposición de ésta masas de material de guerra como nunca se habían empleado en guerra alguna. Y de esta manera, la así llamada No Intervención, la bien intencionada pero unilateral neutralidad, permitió una invasión que era negada cínicamente, a pesar de toda evidencia, y nos dejaba indefensos.
No obstante, el heroísmo de mis compatriotas ha hecho posible la resistencia y frustrado las esperanzas de nuestro agotamiento que abrigaban nuestros enemigos. Tenemos la plena confianza, a pesar de las duras pruebas sufridas y por sufrir, de que seremos victoriosos en la lucha, no tan sólo por nuestra independencia, sino también por la libertad de los hombres y los principios de cultura, tolerancia y democracia. El hambre, la escasez y la miseria serán soportados.
Si tan sólo poseyésemos la tercera parte del material de que disponen nuestros enemigos, la guerra terminaría bien pronto.
El horrendo crimen de anoche
Denuncio crímenes como el cometido hace una hora. Un furioso bombardeo aéreo, el más terrible de los padecidos por Barcelona, ha sembrado el luto y el dolor, en la última noche del año, sobre una gran parte de la población civil. Hasta el momento presente sabemos que ha habido medio centenar de muertos y ochenta heridos. Las ambulancias prosiguen su trabajo, recogiendo más víctimas y llevando a cabo su labor humanitaria a la hora en que les hablo.102 La locura de las naciones invasoras va induciendo a la opinión pública mundial, que tal vez esté próximo el día de que poderosos pueblos sean recluidos en un nuevo Ghetto. Entre tanto, nos limitamos a demostrar al mundo que la justicia y el derecho tienen aún quienes los defiendan.
Los verdaderos europeos vuelven sus ojos hacia la gran democracia americana
Pero ello no es suficiente. Y por eso los verdaderos europeos vuelven sus ojos hacia la gran democracia americana, nuevamente consagrada en Lima. Esperemos que, en esta ocasión, la luz pueda venir de Occidente.