El historiador Paul Preston (Reino Unido, 1946) acaba de publicar El final de la guerra. La última puñalada a la República (Debate), para cuya elaboración consultó documentos del Archivo Negrín. El prestigioso hispanista británico contesta a esta entrevista a través de correo electrónico, el mismo medio que empleó para la correspondencia que sostuvo durante semanas con el asesor histórico de la Fundación Juan Negrín, Sergio Millares.
¿Cuál es la idea motriz de “El final de la guerra”?
Quería llenar un bache en términos tanto de mi propia ignorancia como de lo disponible para el gran público. Me di cuenta de que en la mayoría de los libros sobre la guerra civil española – incluyendo los míos, se liquidan las últimas semanas del conflicto en muy pocas páginas. Aunque, como comento abajo, existen libros específicamente sobre el tema, yo quería profundizar más en el papel de los que iban en contra de don Juan Negrín, o sea, el coronel Casado, Julián Besteiro, los generales Matallana y Miaja y el almirante Buiza.
¿Qué novedades aporta este trabajo desde el punto de vista de la historiografía actual?
Por supuesto que existe una bibliografía especializada sobre el final pero es sorprendentemente reducida. Por ejemplo, Luis Romero, El final de la guerra (Barcelona: Ariel, 1976) publicado hace casi cuarenta años y antes de que fueran disponibles muchas fuentes documentales; dos de José Manuel Martínez Bande, Los cien últimos días de la República (Barcelona: Luis de Caralt, 1973) y El final de la guerra civil (Madrid: Editorial San Martín, 1985) ambos centrados en la visión del cuartel general de Franco. Muy importantes son los libros de Ángel Bahamonde y Javier Cervera, Así terminó la Guerra de España (Madrid: Marcial Pons, 1999) y de Ángel Viñas y Fernando Hernández Sánchez, El desplome de la República (Barcelona: Crítica, 2009). Creo que mi libro tiene la diferencia de que se centra en el aspecto biográfico, intentando dar un sentido vivo de las relaciones entre los principales protagonistas, las mentiras y decepciones. Además creo que he podido reunir muchas fuentes originales: del Archivo Histórico Nacional de Madrid testimonios de la Causa General, la correspondencia de los archivos de Marcelino Pascua y del General Rojo; de otros archivos he localizado cartas de Casado y Miaja y don Juan Negrín (este último gracias a la plena colaboración de la Fundación Juan Negrín de Canarias). En los archivos británicos, he encontrado mucha documentación pertinente.
¿Qué consideración le merece la figura histórica de Juan Negrín? ¿Cuáles fueron sus principales aciertos? ¿Y sus errores? Tras este libro, ¿ha cambiado su consideración sobre Juan Negrín?
Considero a Juan Negrín uno de los mejores y más competentes políticos españoles del siglo XX. Sus aciertos como ministro de Hacienda al enderezar las finanzas de la República y después como presidente del consejo de ministros al organizar el esfuerzo bélico de la República eran impresionantes. Solamente bajo su presidencia tenía la República un gobierno eficaz. Como comentaba hace unos años Enrique Moradiellos, Negrín era para la República lo que fue Churchill para Gran Bretaña en la segunda guerra mundial. De errores, diría que quizás, dado el contexto internacional adverso, habría sido mejor tener una política militar más defensiva. Luego, es posible que por su tendencia a pensar lo mejor de la gente no se dio cuenta del grado de malicia de Casado y sus compinches. Antes de hacer el trabajo para este libro en particular, yo tenía una muy buena opinión de Negrín. En mi libro El holocausto español escribía sobre los esfuerzos humanitarios de Negrín de acabar con la violencia dentro de la zona republicana. Como consecuencia de mi trabajo para este último libro, ha aumentado mi sentido de la grandeza humana y política de Negrín.
¿Cómo valora la figura de Segismundo Casado? ¿Fue un espía de los ingleses? ¿Patriota o traidor? ¿Qué piensa de la Junta de Defensa que derrocó a Negrín en marzo de 1939?
Mis investigaciones sobre Casado me han dejado con un retrato de un creído arrogante, de un egoísmo arrollador. Una muestra de esto era su comentario a su médico particular Dr. Diego Medina sobre su plan para la rendición ‘la entrega se verificará en tales condiciones que no exista precedente en la historia y que sería el asombro del mundo.’ Considero muy acertado el juicio del general Vicente Rojo que ‘Casado es un hombre de frases. Casado no sirve ni ha servido nunca al pueblo. Es el militar más político y más avieso y medroso de cuantos profesionales servían a la República.’ Recuerdo también que su colaborador, General José Miaja, le llamaba en privado como ‘cuatro caras’ porque ‘persona de dos caras es poco y no le cuadra’. Para crear su junta contaba mentiras diferentes a sus potenciales colaboradores. En el exilio, describiría sus acciones como un intento de ser ‘el redentor’.
¿Qué papel tiene la diplomacia británica en el final de la guerra? ¿Contribuyó a la derrota republicana?
El papel de la diplomacia británica en el final de la guerra, como había sido desde el comienzo de la guerra civil española, era plenamente favorable a Franco. Al principio, los dirigentes británicos se habían dejado cegar por su anti-comunismo y habían olvidado sus intereses estratégicos. Al final, querían acabar la guerra cuánto antes y por tanto apoyaban a Casado.
¿Qué opina del Archivo Juan Negrín, depositado en la Fundación Juan Negrín de Las Palmas de Gran Canaria?
Me parece unos de los mejores archivos disponibles en España tanto por la riqueza de sus fondos – testimonio al mismo don Juan Negrín por haber conservado tanta material importante y luego a su familia – como por la profesionalidad de su personal. Sin el archivo, mi libro habría salido muchísimo más pobre.
¿Ha encontrado documentos novedosos en el Archivo que hayan servido para revalorizar la figura del estadista canario?
La documentación que utilicé para mi libro, referente al final de la guerra civil y la sublevación franquista de Cartagena, muestra la talla de Negrín, llevando la causa de la República con coraje y energía cuando tenía tantas fuerzas en su contra.
La Fundación Juan Negrín estaría encantada de que usted presentara su libro en la ciudad natal de Juan Negrín. ¿Piensa visitar personalmente la Fundación para consultar y tocar los documentos originales? ¿Piensa desarrollar sus ideas sobre Negrín en un nuevo libro, quizá una biografía?
En el futuro, me encantaría visitar Las Palmas y, entre otros muchos proyectos, tengo la idea en el futuro de volver sobre la figura de Negrín.
(La foto figura en las contraportadas de varios libros de Preston)