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Julio Fernández: explicar el yoga con una proteína

De izquierda a derecha: Julio Fernández, Carmen Negrín y Guillermo Álvarez de Toledo.

Nacido en Santiago de Chile en 1954, el profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York, EEUU) Julio Fernández recibió este mes de septiembre en Zaragoza el Premio Juan Negrín a la Excelencia Científica que otorga la Sociedad Española de Ciencias Fisiológicas, de manos de la presidenta honoraria de la Fundación Juan Negrín, Carmen Negrín.

En la laudatio del premiado el presidente de la sociedad científica, Guillermo Álvarez de Toledo, calificó de espectacular la labor investigadora del profesor chileno. En esta entrevista, realizada mediante email, el propio Fernández expone sus hallazgos con un lenguaje claro, apto para no iniciados; habla del yoga, cuyos beneficios podrían explicarse con su trabajo, y de Juan Negrín, un figura que ha conocido a raíz del premio.

Fernández forma a otros científicos, como hizo Negrín en su Laboratorio de Fisiología hace ahora 100 años.

 

-¿Podría hacer una descripción de sus investigaciones  y sobre todo, de los posibles efectos que estas pueden tener (o tienen ya ) en la vida de las personas?

-Las fuerzas mecánicas dominan la vida de los organismos en la tierra. Todos somos animales que hacemos trabajo mecánico en contra (subiendo) o a favor (cayendo) de la fuerza gravitacional. También hacemos trabajo mecánico moviendo cosas (empujar o tirar). La musculatura juega un papel central en estas acciones. Los músculos son máquinas biológicas en donde se almacena energía elástica durante el estiramiento, y se consume, junto con una componente adicional química, durante la contractura. Grandes avances durante el siglo XX clarificaron la parte quiímica de la contractura muscular.

Sorprendentemente, durante estos estudios se ignoraba la existencia de la proteína más grande del cuerpo humano: la titina, cuyo nombre se deriva del dios griego Titán. Hoy sabemos que la titina es la proteína donde se almacena la energía elástica en los músculos. Pero nadie sabía cómo responden las proteínas a una fuerza mecánica.

Mi trabajo cientiífico de los últimos 20 años se ha centrado en desarrollar técnicas nuevas que nos han permitido estudiar, por primera vez, cómo responden las proteínas a una fuerza mecánica.

Estos estudios no se podían hacer con las técnicas existentes que consistían en estudiar proteínas disueltas en solución y suspendidas en tubos de ensayo donde se las exponía a fuertes denaturantes químicos. En estas condiciones es imposible aplicar una fuerza mecánica a las moléculas. Por esto, fue necesario desarrollar un grupo de técnicas nuevas y revolucionarias que nos permitieran avanzar.

Mis estudios inicialmente generaron resistencia en la comunidad científica ya que nunca se había considerado que las fuerzas mecánicas actuaran directamente sobre las proteínas. En parte también porque cuestionaban la validez y utilidad de conocimientos derivados de los estudios de proteínas respondiendo a fuertes compuestos químicos en tubos de ensayo.

Ahora, los estudios de los efectos de fuerza mecánica sobre proteínas son comunes y encuentran relevancia en sistemas biológicos tan dispares como la síntesis y degradación de proteínas y sensores de fuerza mecánica en células. Hoy, resulta claro que un gran número de proteínas funcionan bajo fuerza mecánica y por ese motivo mis estudios cobran relevancia para comprender mecanismos moleculares en cáncer, en envejecimiento y por supuesto en el ejercicio muscular.

 

Pienso que esta nueva manera de estudiar y comprender la función de las proteínas que he descubierto, va a revolucionar la biología.

 

-La entrega del Premio Juan Negrín tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, allí habló de yoga, ¿qué relación tiene con su trabajo?

-El yoga es una antigua práctica que viene de la India y que involucra ejercicios fuertes de balance y estiramiento combinados con meditación. La práctica del yoga promueve un físico saludable y vigoroso. Es curioso que sabemos muy poco de por qué el estiramiento muscular es tan importante y beneficioso para los humanos.

Mi trabajo con la proteína gigante del músculo, titina, me produjo curiosidad por saber cómo el estiramiento muscular afectaba la condición física. Uno puede leer mucho acerca de yoga sin entender nada. Inspirado por esta curiosidad, comencé clases de yoga intensas hace dos años que me han cambiado el cuerpo y también la mente de una forma que percibo con gran sorpresa.

Estoy seguro de que la práctica del yoga se traduce en parte, en una respuesta fisiológica a través de la proteína que yo estudio, la titina.

Esto me ha dado una perspectiva nueva acerca de mis estudios reduccionistas a nivel de molecula individual. El objetivo de las ciencias médicas es comprender la condición humana y sus defectos, la práctica del yoga es una estupenda forma de iluminar esta aventura.

 

-¿Conocía al doctor Negrín antes de recibir este premio?

-No, no le conocía.

 

-¿Qué le ha sorprendido de su figura?

-Juan Negrín estudió con el célebre científico español Santiago Ramón y Cajal y luego de establecer su cátedra de Fisiología educó a luminarias como Severo Ochoa de Albornoz. Es notable que ambos, Cajal y Ochoa, ganaron el premio Nobel (Medicina y Severo Ochoa de Fisiología respectivamente), y claramente el puente entre ellos fue Jmostro? en su quehacer científico, también la aplica a la política y seguramente a otros aspectos de su vida que son menos conocidos.

 

-¿Qué importancia tienen premios como el que acaba de recibir en la carrera de un científico de su talla? 

-Soy chileno y tengo mucho orgullo de mis antepasados españoles que son originarios de Logroño. Por este motivo, el reconocimiento que me ha dado el premio Juan Negrín tiene un gran valor para mí, ya que además de reconocer mi labor científica, también reconoce el hecho de que yo he educado a un grupo de seis españoles que practican la ciencia con gran éxito, y estoy educando a dos más que a mi parecer también tendrán un futuro brillante.